Trofeo Caza y Conservación
LA SUERTE ESTÁ ECHADA
Ya estamos en junio y todos nuestros animales cinegéticos están amamantando a sus crías, dándoles los últimos empujones hacia la naturaleza o incubando sus últimas polladas. Por otro lado tenemos nuestros campos tiñéndose de amarillo por los calores ya estivales, altos y tupidos, lo que hace que la caza del corzo sea especialmente difícil. Los venados y gamos siguen con sus cuernas en pleno crecimiento esperando agosto y los gastaderos. Monteses, arruís y rebecos andan buscando las cumbres, su paz y su frescura. ¡Ah! y el lobo, ese gran desestabilizador de campos, rebaños y política, ese está, como siempre, al acecho que, como buen perro, es capaz de criar cada seis meses. Dentro del pequeño mundo de nuestro coto ya hemos hecho control de predadores, ya tenemos nuestros bebederos limpios y llenos, boyas reguladas y gomas cambiadas, comederos hasta arriba y toda una ilusión distribuida por esas hectáreas que llenan nuestro ocio. Ya estamos casi acabando la temporada fuerte de ferias, grandes, señeras y regionales, pero todas con la ilusión de intercambiar experiencias, conocimientos, amistades y, cómo no, algo de orgullo perrero. Ferias, las comarcales, que mantienen el espíritu original de reunión, muestra y exhibición de las costumbres cinegéticas locales, de la gastronomía típica, de los terrenos de caza, de especies, de tradiciones locales, de perros de la zona… y, además, las marcas comerciales nos acercan sus novedades. Todo esto al principio de un periodo de tiempo en el que se supone que descansamos, pero, en realidad, ya estamos empezando a pensar en el descaste de los conejos, tenemos nuestras zonas de entrenamiento de perros, seguimos con los corzos, los zorros y los aguardos de cochinos por daños, algunos han conseguido un permiso tardío de montés, rebeco sarrio o arruí… Muchos andan cebando para las palomas en la media veda y otros muchos, simplemente, pasean por su coto o finca derramando ilusión. ¿ Acaso, esto de la caza, es una afición? Una afición es la papiroflexia, el cine o el aeromodelismo. Un «aficionado» a la caza vive, respira y siente la caza. Allá donde esté, dedica una porción de cada minuto de sus pensamientos a la caza y la inmensa parte de su tiempo de ocio a practicarla. La caza es un modo de ser, una atracción casi irracional que transforma la vida de las personas que la practican. Por eso, nunca paramos, siempre estamos en el campo, de una forma u otra buscamos una razón para estar allí. Ya lo hemos dicho: no es una afición, es otra sólida razón de ser. Lo ha sido, lo es y lo será. La suerte está echada. Seguir leyendo
Las tarifas que se muestran se aplican a las compras a través de la plataforma web de Kiosko y Más