La Vanguardia

INSTALADOS EN EL FANGO

Las secciones de Política hace ya tiempo que deberían cambiarse el nombre y llamarse de Tribunales, porque publican más noticias relacionadas con investigaciones judiciales que con lo que sería propiamente la actividad política. Un repaso a las últimas sesiones de control al Gobierno nos revelaría que se ha hablado más de denuncias, sumarios e imputaciones que de la gestión del Ejecutivo. Ciertamente es habitual que la oposición se agarre a cualquier información de presuntas irregularidades para criticar al Gobierno. Lo han hecho todos. Pedro Sánchez llegó al poder gracias a una moción de censura por los casos de corrupción que afectaban al PP. Quizás aquí radiquen el pecado capital y las ganas que tienen hoy los populares de engancharse a cualquier información, aunque no esté contrastada, para atacar al Gobierno. El mejor ejemplo es el famoso –por las veces que ha sido citado– informe de la UCO de la Guardia Civil sobre las actividades presuntamente fraudulentas del secretario de organización del PSOE, Santos Cerdán, del que aún no se sabe nada. La diferencia en estas últimas semanas es que el PSOE está contraatacando con virulencia y corre el riesgo de copiar lo peor de las organizaciones que, como Manos Limpias, están detrás de las denuncias contra los dirigentes socialistas. Así, ha trascendido que una militante del PSOE habría estado buscando información para desacreditar a agentes de la Guardia Civil que investigaban al Gobierno. Como explicamos hoy en la sección de Política –aún la llamamos así–, en medios del Ejecutivo existe el convencimiento de que algunos agentes están en una cruzada contra ellos que va más allá de su mera actuación profesional. Algunas interpretaciones que han destilado en sus informes al juez o las filtraciones que se han producido contribuyen a dar esa sensación. Pero lo que no es admisible es que se trate de cazar a estos agentes mediante chantajes o sobornos al borde de la ley. El resultado de todo ello es el “y tú más” y que la política española se enfangue sin control. Lo peor de todo es que no se le ve un final, porque ninguna de las dos partes está dispuesta a frenarse. Seguir leyendo